domingo, 11 de diciembre de 2005

HOMILÍA 3º DOMINGO DE ADVIENTO, CICLO B 2005


En este tercer domingo, el testimonio del que saltó de gozo en el vientre de su madre es que, Jesús, es la Luz. Su Presencia en medio de nosotros es nuestro Gozo, nuestra Alegría y nuestra Plenitud. Nuestras tristezas se trastocan en Gozo si mantenemos viva la conciencia de su Presencia activa en nuestras vidas. Ningún fracaso humano puede estar por sobre el Gozo de la Presencia de Jesús en medio de nosotros.

La Presencia oculta que sintió en el vientre de su madre, se ha vuelto una Presencia clara e inapelable ahora: “…en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen…” Es una Presencia conocida para el pero desconocida para el resto. Jesús permanece desapercibido en su vida oculta por lo cotidiano sin ningún signo externo de lo que es en Verdad.

Dios ha entrado en la Historia, en nuestra historia, en mi historia, y permanece oculto pero actuante. Yo no lo distingo a Él, pero Él si me distingue a mí.Y eso es lo que vale.

¿Vivo del Gozo de la Presencia de Jesús en mi vida? ¿Es Jesús motivo de Gozo en mí vida?
Ante la pregunta de: «¿Quién eres tú?», estamos invitados a hacer la experiencia de Juan el Bautista, de definirnos a nosotros mismos en torno a la persona de Jesús. Cada uno de nosotros esta permanentemente cuestionado por su entorno para definir quien soy. Juan el Bautista, nos da una pista de cómo definirnos a nosotros mismos no desde el cuestionamiento de los demás, ni siquiera desde mí mismo, sino desde Jesús. Es en relación con Jesús donde podemos alcanzar una plena definición de nosotros mismos porque ninguna otra definición alcanza “ni siquiera para desatar sus sandalias” ya que Él es la Luz, el Gozo, la Salvación, el Enviado, la Buena Noticia… “La” obra de Dios es Jesús y por eso no puede haber punto de referencia válido que no sea Él.

¿Desde dónde me estoy definiendo a mí mismo? ¿Es Jesús un punto de definición verdaderamente importante para mí?

¿Es la presencia histórica de Jesús motivo de Gozo y meditación en mí vida?

¿Es la presencia de Jesús en la Eucaristía fuente y cumbre de mi vida espiritual y punto de referencia cotidiano?

¿Es la presencia de Jesús al final de la historia motivo de esperanza para mi vida, referencia que me lanza hacia delante?