HOMILÍA 13° DOMINGO
TIEMPO ORDINARIO, CICLO B, 1 DE JULIO 2012
“…una gran multitud
se reunió a su alrededor...” Esta escueta y breve descripción del desembarco de Jesús, está cangada
de un importantísimo significado. Esa cercanía que la gente busca es esa cercanía que Jesús permite, que
Él mismo busca. ¿Hasta dónde llegará esta
cercanía? ¿Cuáles serán las consecuencias?
“…y al verlo, se arrojó a sus pies, rogándole
con insistencia…” Otro punto alto de
la cercanía. Esta vez en su faz personal. Es la cercanía que se arroja, se
lanza, se derrama, delante de Quien se cree puede ser el más cercano, el más
próximo, porque puede comprender con compasión lo que anhela nuestro corazón,
la impotencia del mismo, lo que lo rasga, lo que lo parte pero sin quebrarlo, y
se unifica en la súplica lanzada a quien se cree la escucha y la comprende. ¿Conozco esta cercanía del arrojo y la
súplica?
"Mi hijita se está muriendo; ven a
imponerle las manos, para que se sane y viva" Algo amenaza la
cercanía, el vínculo vital. Impresiona que frente a la ruptura de la muerte, la
proximidad de Jesús -“ven”-, e imponiendo las manos genere
sanidad y vida. ¡Qué expresión de fe y sus consecuencias! La cercanía de Jesús
manifestada tantas veces, provoca una cercanía en nosotros que hace que lo que consideramos
fuera de nuestro alcance, y encuentre su encauce en la cercanía de su humanidad
que emana sanidad y vida. ¿Son nuestros
hijos, frente a sus muertes, motivos de encuentro con Jesús para que los sane y
vivan?
“Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud
que lo apretaba por todos lados…” Aquí
podemos revivir otro aspecto de la cercanía de Jesús y sus consecuencias. La
cercanía de Jesús contagia la cercanía de una multitud. Seguirlo y estar tan
cerca de Él que queda apretado entre nuestros cuerpos. ¡Cuánto deja hacer Jesús
en su cercanía! Jesús elige un rumbo, un sentido, que hace que muchos quieran asociarse
con Él. La intensidad de la cercanía de Jesús define la intensidad de la
cercanía de quienes lo siguen. Hay una carga de intensidad en esta cercanía. ¿Me animo a tocar a Jesús, a acercarme a Él
tanto como sea posible, poniendo nuestro cuerpo en contacto con el suyo?
Hasta aquí experimentamos la cercanía de la
búsqueda, la cercanía del encuentro y la cercanía la respuesta.
Pero la cercanía es puesta a prueba, “…llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le
dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al
Maestro?". Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de
la sinagoga: "No temas, basta que creas". Y sin permitir que nadie lo
acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago, fue a casa
del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y
gritaba. Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no
está muerta, sino que duerme". Y se burlaban de él...” La muerte genera una ruptura para quienes estaban fuera de la esfera
de esta experiencia de cercanía. De golpe todo es disgregación, negación,
excusa, abandono de la búsqueda y de la lucha. Y la respuesta de Jesús sin
embargo apuesta a la cercanía, al encuentro, desoyendo las voces casi corteses
de quienes ya no creen nada posible. Jesús insiste, restablece la cercanía y se
deja acompañar por quienes tendrán que dar testimonio de las consecuencias de
esta cercanía y como lo que los otros verán proviene de esta decisión y esta
acción de cercanía y proximidad.
Ahora experimentamos la ruptura de la
incredulidad, de la excusa, de la burla. Cuando yo no puedo hacer algo y creo
que nadie entonces puede hacerlo caigo en la demoníacas manos de la envidia,
hacedora de la muerte como ruptura, de la enfermedad como medio de ruptura y
lejanía. ¿Cómo se da esto en mí?
“Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al
padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella
estaba” Jesús restablece la cercanía, remueve las voces
que acusan, que sospechan, que niegan. Y se adentra en donde está la niña, en
compañía de quienes creen y necesitan experimentar las consecuencias de la
decisión y acción de proximidad de Jesús. ¿Soy
esa compañía? ¿Recibo esta compañía?
En
la cercanía de Jesús cualquier enfermedad o muerte se vuelve relativa. Esto es lo
que hace que cambie de significado y de orientación. “La niña no está muerta, sino que duerme”.
La salud es ahora, un estado para manifestar la
compasión de Jesús. Cercanía irrefutable de Dios.
La muerte es ahora, una oportunidad para
manifestar el obrar vital de Jesús en nosotros.
“La tomó de
la mano y le dijo: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!". En seguida
la niña se levantó y comenzó a caminar.” Ya nada es lo que era, después de un
encuentro con Jesús. Después de su cercanía hay vida. Su persona y su palabra
reordena, reorienta y revitaliza. Cuerpo y Palabra.
Lo más espectacular del encuentro de Jesús con
cualquiera de nosotros, es el encuentro con Él mismo. Todo lo que en ese
encuentro suceda, no puede superarlo a Él mismo y a la vez todo encuentro con
Él despliega en nosotros todo lo que Él es para nosotros, por nosotros, en
nosotros: Cercanía y encuentro. “No temas,
basta que creas”.
P. Sergio Pablo Beliera