domingo, 25 de diciembre de 2011

Homilías de Navidad, ciclo B, 24 y 25 de diciembre 2011


Homilías de Navidad, ciclo B, 24 y 25 de diciembre 2011

Misa vespertina de la Vigilia (Isaías 62,1-5, S.R. 88,4-5.16-17.27.29, Hechos 13,16-17.22-25, Mateo 1,1-25 o bien 1,18-25)

"Por amor de Sión no callare, por amor de Jerusalén no descansare, hasta que rompa la Aurora de su justicia y su salvación llamee como antorcha" 
El Amor de esta noche no calla.
El Amor de esta noche no descansa.
El Amor de esta noche durara hasta "que rompa la Aurora de su justicia y su salvación llamee como antorcha", porque de justicia y salvación tiene hambre y sed este pueblo congregado en su Nombre.
Esta es la noche en que queda atrás nuestra experiencia de abandono y desolación porque hoy somos los favoritos de Dios, sus amados.
En esta noche nuestra humanidad ha encontrado como novia un Esposo. Y es en este Esposo en quien reconocemos al que nos construyo.
Y más aun, en esta noche el Esposo Dios encuentra por fin alegría en nosotros, su esposa tantas veces infiel y rebelde.
Hoy, en esta noche de Nacimiento, en esta noche del Gran Parto, en esta noche de Navidad, el largo peregrinar de la humanidad que partió del Jardín de Edén (ēden, delicia) llega finalmente a su destino en la tierra de Belén (Bet leehem: casa del pan).
Hoy, en esta Navidad de los humildes, en el humilde y justo José, se cumple el sueño del retorno definitivo de Dios entre los hombres.
Hoy, es la noche en que se cumple el sueño de José. El, como nosotros, desconcertados frente a los acontecimientos que nos sorprenden y desconocemos, decidimos tantas veces "repudiar" nuestro presente ya que no se acomoda a nuestro plan, a nuestro ideal...
Pero desde las remotas profundidades de nuestro ser, en la impotencia de nuestro sueño, Dios nos revela el verdadero sentido de los acontecimientos: "Dios salva", somos padres y madres de un hijo que es motivo de sorpresa y de esperanza. No debemos ya temer sino que debemos llevar a nuestra casa esa salvación y permitir que el designio de Amor de Dios se de entre nosotros, “Dios con nosotros” es en esta noche, “nosotros con Dios”.
Como José queremos favorecer que el sueño se cumpla por la alegría de una Comunión con la voluntad de Luz, Justicia y Salvación para los “hombres amados por Dios”.
Todo en esta noche de Navidad debe ser el cumplimiento de la obra que el Espíritu Santo ha comenzado en nosotros.
Que el Niño Jesús, vuelva a encontrar en nosotros, aunque sea una humilde gruta en la que nacer y un acogedor pesebre en el ser recostado.
Que se abran nuestro brazos para darle calor.
Y nuestros labios quieran regalarle un verdadero beso de ternura.
Que nos podamos poner de rodillas para adorarlo ya que Él se ha abajado hasta nosotros para que nosotros podamos subir con Él hasta lo alto.

P. Sergio Pablo Beliera

Misa de Gallo (Isaías 9,1-6, S.R. 95,1-3.11-13, Tito 2,11-14, Lucas 2,1-14)
“El pueblo que caminaba en las tinieblas...” Es ese pueblo que en el mapa del dolor humano de hoy, esta representado por las tinieblas del hermano contra el hermano...
En esta Navidad caminamos en las tinieblas porque, las sociedades están conmovidas por tensiones financieras... Los pobres no pueden dejar de ser pobres, a causa de múltiples factores que podrían ser resueltos pero que no terminamos de resolver...
Y por primera vez en su historia, nuevas enfermedades causadas por nuestro propio estilo de vida del hombre, nos aquejan a diario... Ya no es la naturaleza que nos afecta sino nosotros que nos hacemos daño a nosotros mismos.
Fue en la noche cuando Jesús nació. Era de noche, la oscuridad envolvía el acontecimiento de su nacimiento, el más luminoso de todos.
Las tensiones sociales ocasionadas por la ausencia de un auténtica libertad se extienden por todo el mundo... En este momento no sería extraño que creyentes estén perdiendo la libertad por su fe.
Muerte, guerra, terrorismo, persecución, soledad, increencia, falta de esperanza, indiferencia de unos para con otros, decadencia ética y moral... Y sobre todo ausencia de Dios, envuelven el conjunto humano de cada día...
No es una larga lista de pesimismo... Es la cruda realidad del dolor humano al que aun no hemos dejado llegar la salvación de Dios que hoy nos llega.
Pero frente a esta realidad, existe una realidad subyacente, profunda y a la vez explícita por la que Dios nos hace hacer Memoria de su Presencia... “Un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado...” El Padre da a su Hijo Amado a la humanidad como una “Luz que brilla en las tinieblas...”  Como una Alegre Memoria…
De manera insignificante para el hombre, Dios se hace presente... Esperaríamos una presencia mas contundente, mas significativa, pero no, solo se nos ha dado “un niño envuelto en pañales, recostado sobre un pesebre...” Exigimos a Dios una presencia que sin embargo nosotros a diario no estamos dispuestos a dar... Escondidos en nuestra propia desesperanza, en nuestros “peros” continuos, en nuestros idealismos de fuga, en nuestros pesimismos burócratas, en nuestras complejas políticas de no hacer nada, en nuestros rezos autómatas y en nuestros activismos dispersantes... Somos nosotros los que no le ponemos el cuerpo a la situación; no Dios, que clara y explícitamente está con todo su Cuerpo entre nosotros, con nosotros, en nosotros…
Hoy es Navidad, porque el Dios al que los hombres consideraban remoto y distante, se ha aparecido a los hombres en la forma humana mas frágil y a la vez mas humanizante: un niño envuelto en pañales... Absurdo de los absurdos para los que no creen, un Niño es quien nos conduce... Gloria de las glorias para los que creen. “El que no se haga como niño no puede entrar en el Reino de los cielos...”, está lejos de ser un slogan o un deseo o declaración de buena intención, es la propia experiencia de Dios con nosotros, de Dios entre nosotros, es la experiencia propia de Jesús… El niño quiere crecer, el niño quiere aprender, el niño quiere ser amado y amar, el niño quiere dejarse cuidar, el niño quiere reír con los que ríen...
¿Es esto lo que yo estoy queriendo y lo que estoy facilitando a los demás?
En esta Eucaristía de Navidad, todo Dios se da recostado en la forma de pan y de vino, todo El viene a nosotros en el pesebre de la patena y el cáliz, envuelto en esa frágil materia... “Todo Dios escondido en un Pan” para darse a comer hasta saciarnos. Esta Eucaristía es Navidad. Esta es la Mesa que Dios nos sirve para que celebremos el darse total por amor de El a nosotros, en la espera de nuestro darnos total por amor a El... Solo así abra una única humanidad redimida del dolor y del pecado del olvido.
¡Bendita Memoria de Navidad que nos congrega en torno al darse total de Dios en el Niño Jesús! 
¡Bendita Memoria del Niño entre los niños de toda la Historia!

P. Sergio Pablo Beliera

Misa del día (Isaías 52,7-10, S.R. 97,1-6, Hebreos 1,1-6, Juan 1,1-18)

"Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…" "y la Palabra se hizo carne y habito entre nosotros…" "¡Que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena noticia!... Tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve..." "... Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo... 'adórenlo todos los ángeles de Dios'…" "y hemos contemplado su gloria, gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad..."
Toda carne fue hecha por Dios desde el principio de la Creación. Y en esta Navidad celebramos que Dios al final de su obra, se ha hecho carne... Dios al principio hizo al hombre y hoy Dios al final se hace hombre... ¡Que gran misterio de Amor!
Y este hombre presente en esta Navidad, en el Niño Jesús es el que, no solo hace presente a Dios entre los hombres sino, que es Dios hecho hombre... La antigua separación se ha hecho unión plena y definitiva... La comunión impensada para el hombre al comienzo, se ha hecho comunión asombrosa al final...
Y así, Dios ha dado un nuevo comienzo a nuestra humanidad "porque lo antiguo ha pasado" y ahora vivimos de esta novedad.
"Tu eres mi Hijo, yo te engendrado hoy", resuena en el corazón del Niño Jesús y por lo tanto en el corazón de la nueva humanidad, a la que pertenecemos por pura gracia porque, "nadie ha visto a Dios jamás: el Hijo único, que esta en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer", a nosotros que hemos creído y por eso hoy lo adoramos y lo contemplamos porque, en Jesús escuchamos lo que la humanidad anhela desde sus entrañas "yo seré para el un padre y el será para mi un hijo…"
Esto es lo que nos hace próximos a toda esperanza y a todo amor y nos pone a distancia de toda oscuridad y engaño. Porque ahora podemos amar como somos amados en Jesús el Hijo amado.
¿Quien podrá apartarnos de semejante amor?
¡Ya nadie podrá apartarnos del amor de Dios en Jesús!
¡Gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres amados por Dios!
Ya no hay problema en ir a Dios, porque Dios a venido en Jesús a los hombres, como hombre y como Dios.
Ya no hay dificultad en buscar a Dios, porque el hombre en Jesús a sido encontrado "envuelto en pañales", adorémoslo porque "a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre…" 
Porque en esta Navidad “no hemos nacido de la carne, ni de la sangre, ni de amor humano, sino de Dios…”
¡Feliz Navidad del Señor Jesús!

P. Sergio Pablo Beliera