domingo, 13 de enero de 2013

Homilía Solemnidad del Bautismo del Señor Ciclo C 13 de enero de 2013


Homilía Solemnidad del Bautismo del Señor Ciclo C 13 de enero de 2013
"Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección"... Palabras que Jesús guardo en su Memoria... Palabras que Jesús guardo en su corazón... Palabras que Jesús guardo en sus labios Estas Palabras salidas de la boca del Padre, vienen desde el principio y se renuevan en la experiencia de Jesús cada día.
Lo extraordinario de estas Palabras y de lo que ellas significan como experiencia para Jesús reside justamente en que pueden ser corroboradas día a día… marca la experiencia cotidiana… Son extraordinariamente cotidianas, extraordinariamente divinas y humanas a la vez.
Significan para el Padre, su relación primordial y genuina con su Hijo…
Significan para Jesús, su relación original y permanente con el Padre…
El uno y el otro han decidido vivir esta relación como una experiencia no solo vivible por ellos sino abierta a ser vivida por nosotros.
"Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección"... Es una manifestación del Padre para Jesús…
"Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección"... es una manifestación del Padre como testimonio para todos nosotros.
Esta no es una experiencia prescindible. Sino, primordial, genuina, original y permanente. Que el Padre vive desde el principio, que el Hijo vive desde el principio y que nosotros estamos invitados a vivir desde el principio de nuestra existencia y de nuestra relación mutua.
¿Cuál es el sentido, el significado y la trascendencia de esta manifestación para nosotros hoy? En la trama cotidiana de la construcción de nuestra relación con Dios y entre nosotros, es la oportunidad abierta cada vez del crecimiento y de la madurez. Así lo fue para Jesús, y nuestra experiencia se modela sobre la suya o desde la suya.
"Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección"... Marca el momento de adultez de Jesús… Su paso de la vida oculta a la vida pública… El final de su preparación, de su educación interior. Y el comienzo de su predicación y manifestación a través de gestos y signos que nos muevan a la Comunión con Dios a imagen y semejanza de Jesús con el Padre.
Nuestra adultez como hijos del Padre y hermanos de todos los hombres comienza en la aceptación total de este ser hijos y hermanos. En ella el Bautismo alcanza su plenitud y su sentido profundo y original, no de cara ya a si mismo sino a Dios y a los demás. Así, nuestra madurez queda expresada por la experiencia: Soy un hijo muy querido, que acepto con toda libertad que el Padre tenga puesta en mi toda su predilección. Y que como tal estoy llamado a amar a mis hermanos de generación con el mismo amor con que soy amado y ponerlos por delante de mi existencia cotidiana para ser un servidor que privilegia el amor de hermano por sobre toda otra posibilidad.
El Padre engendra hoy el Hijo adulto, capaz de ser amado y de corresponder al amor que recibe. Hijo que se corresponde con el Padre sin conflicto y que alcanza con el mismo en su experiencia humana el inicio del tramo final de su experiencia de unión plena y definitiva.
"Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección"... es una Voz que debe perdurar porque proviene del cielo abierto del que desciende la soplo viviente del Espíritu Santo como experiencia de Alianza Eterna y definitiva. Paso la figura llego la realidad proclamaran los Padres de la Iglesia. Jesús es el Hijo predilecto, la realidad suprema de toda realidad. No hay realidad que se anteponga a esta y no hay realidad que pueda sustentar una experiencia humana que no sea esta.
"Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección"... es la expresión verbal del Cielo abierto que vive en  ostros a través de la experiencia de Jesús en nosotros. De la cual ya no podemos separarnos jamás.

P. Sergio-Pablo Beliera