“Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos…” Podríamos llamarlo a este primer envío, un envío ‘de entre casa’,
entre los más cercanos. Es la primera experiencia de enviar para Jesús y la
primera experiencia de enviados de los Doce.
Este primer envío de Jesús tiene
características particulares: “…los envió de dos en dos…” No es
un envío individual, sino un envío comunitario de dos en dos, que se hará tan
típica de la Iglesia para siempre. ¡Cuánto deberíamos amar este estilo de Jesús
no hecho al azar, nacido de sus entrañas, de su experiencia![i]
Jesús convoca y envía… “Jesús
llamó a los Doce y los envió…”
Jesús les da el poder (sobre los
espíritus impuros)… “…dándoles poder sobre los espíritus impuros.”
Jesús da las instrucciones de que deben
llevar (nada para el camino ni pan, ni alforja, ni dinero sencillo… sólo un
bastón… sandalias y una túnica)… “Y les ordenó que no llevaran para el
camino…”
Jesús dice que deben hacer (entrar en
las casas familiares) y decir (arrepiéntanse) “Permanezcan en la casa donde les
den alojamiento…”
“Entonces fueron a predicar, exhortando a la
conversión…”
Los Doce se ponen en disponibilidad de
Jesús y se dejan enviar
Los Doce son receptivos del don de Jesús
de purificar
Los Doce se dejan moldear por el
programa de Jesús y su estilo
Los Doce se lanzan al mundo desconocido
del casa por casa y de la sanación
Es la misión entre las ovejas
descarriadas del pueblo de Israel… Es la misión entre los nuestros, una misión
entre nosotros, entre nuestras casas, barrios y comunidades…
Misión para:
Devolver la pureza… “…dándoles
poder sobre los espíritus impuros.”
Devolver la hospitalidad… “Permanezcan
en la casa donde les den alojamiento…”
Devolver la escucha… “Entonces
fueron a predicar…”
Devolver la capacidad de
arrepentimiento… “…exhortando a la conversión…”
Devolver la libertad… “…expulsaron
a muchos demonios…”
Devolver la salud… “…y sanaron a numerosos
enfermos…”
Jesús así marca las prioridades… ¡Benditas
prioridades surgidas de las entrañas de Jesús! ¡Y pensar que nosotros nos
pasamos horas viendo cuales son las prioridades!
Jesús nos marca cual es el plan
estratégico de la misión… ¡Bendito programa surgido de tanta sabiduría y tanto
amor! ¡Y pensar que nos pasamos horas haciendo nuestros planes estratégicos!
Los Doce tienen como aprendizaje para
transmitir:
lo que han vivido con Jesús,
las fuerza de Jesús,
el estilo de Jesús, con eso basta…
“…yo contemplaré tu rostro; y al despertar, me
saciaré de tu presencia.” Sal 16, 15
“Y les ordenó que no llevaran para el camino…”[ii]
Los resultados no cuentan ahora, se pone
lo mejor… pero se sale totalmente desprovisto de seguridades, eso ‘obliga’ a la
hospitalidad de los que quieran recibirlos y eso marcará el comienzo de una
nueva vida en esas casas, y quienes no los reciban manifestarán la dureza de su
corazón, su pérdida de la más mínima sensibilidad frente al desprovisto y en
riesgo, con eso está casi todo dicho…
“Y les ordenó que no llevaran para el camino…” ¡Qué importante y actual se vuelve este ir sin nada llevando sólo
a Jesús aprendido en el corazón de la vida compartida con Él! Sólo las horas y
horas gastadas en la intimidad con Él son la garantía que lo llevamos a Él y no
una ideología o algo más, sino a Él mismo y lo que Él quiere hacer.
Como los Doce, nosotros hoy no somos
dueños de la misión, la misión es de Jesús y sólo de Él. Estamos desprovisto de
toda seguridad humana y provistos sólo de las fuerzas de Jesús y de la
hospitalidad de nuestros hermanos para con Jesús. Nosotros no somos más que
enviados porque lo hemos seguido y debemos ser recibidos porque Él nos ha
enviado y la gente lo necesita a Él.
Desprovistos de nosotros mismos vamos
provistos del mejor bastón, de la mejor túnica y del mejor calzado: Jesús
mismos que nos sostiene desde adentro, que nos reviste con su persona, y
protege nuestro andar.
El Padre, “nos hizo conocer el misterio de
su voluntad…: reunir todas las cosas, las del Cielo y las de la Tierra, bajo
una sola Cabeza, que es Cristo.” Por eso: “Ve a profetizar a mi pueblo…”
P.
Sergio-Pablo Beliera
[i] Durante los
últimos 20 años he podido experimentar lo que este de dos en dos significaba,
no era algo más. De dos en dos es la experiencia de la comunión entre los
enviados que se da a los que se los envía. Ese de dos en dos, en los 4 últimos
años de misión, ha significado para mí algo muy especial, donde pude vivir la
experiencia de una comunión profunda sustentada en la unanimidad fraterna, en
el tener una sola alma, un solo corazón, un mismo Espíritu. Si eso, es
imposible y hasta ostentoso o presumido ir de misión a la casa, la familia, al
corazón del otro. La posibilidad de conversión de aquellos a los que se
misiona, depende de la conversión de los dos que son enviados. Es así en un
matrimonio respecto de sus hijos, es así de los misioneros de la Iglesia
respecto de sus hermanos misionados.
[ii] Otra
experiencia verificada y certificada, ha sido este “no llevar nada” que Jesús
pide a los Doce y, nos sigue pidiendo a nosotros. He ido por las calles tocando
a la puerta de las casas de los lugares de misión, pidiendo el alojamiento y
recibiendo el pan, para poder dar a Jesús.
Ir de puerta en puerta como mendicantes,
desarmados de toda seguridad, desprovisto de las armas del mundo. Llevamos lo
único que tenemos para llevar: a Jesús, su amor, su compasión. Él que se
despojo de todo para venir a nosotros sin ninguna prepotencia, sin ningún poder
que no fuera el de darse a sí mimo.
¡Que bueno para mi orgullo recibir un no!
¡Que dolor por el amor a Jesús recibir un no! ¡Que maravilla la hospitalidad de
los hombres a los enviados de Jesús, eso si que es el inicio y la consolidación
del Reino de Dios!