viernes, 22 de abril de 2011

HOMILÍA VIERNES SANTO, CICLO A, 22 DE ABRIL DE 2011


HOMILÍA VIERNES SANTO, CICLO A, 22 DE ABRIL DE 2011

“Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó: «¿A quién buscan?» Le respondieron: «A Jesús, el Nazareno.» El les dijo: «Soy yo.»” Con la pregunta con la que los primeros discípulos habían comenzado en camino de irse a vivir con Jesús, es la que ahora -en el momento de comenzar la pasión- la que Jesús vuelve a hacer: “¿A quién buscan?” Nosotros aquí presentes para celebrar su pasión y muerte no podemos rehuir esa misma pregunta: “¿A quién buscan?” Si buscamos a Jesús de Nazaret, aquí lo tenemos, entregándosenos sin resistencia alguna, porque para entregarse ha venido. El es ese hombre que andando entre nosotros, que viviendo entre nosotros, que hablándonos palabras de Dios y haciendo signos de Dios, ha decidido permanecer como hombre para que con la mirada de la fe, descubramos la Luz y la Vida que viene a nosotros.
¡Aquí tienen al hombre! acabamos de escuchar… Y lo que se nos muestra es un hombre maltratado, enjuiciado injustamente, condenado por los prejuicios, rechazado por la osadía de llamarse “Hijo de Dios”… ¿Es este un hombre?, nos preguntamos con la humanidad entera. ¿Podemos ver en Él al hombre? Como dice el profeta Isaías: sin forma ni hermosura que atrajera nuestras miradas, sin un aspecto que pudiera agradarnos. Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada.” Jesús, en medio de su pasión, es la imagen viva del hombre que sufre, de esa experiencia humana que no reconocemos como humana y en la que sin embargo vive inmersa la inmensa, por no decir abrumadora, mayoría de la humanidad. Y, ¿quién hace suyos los sufrimientos que no son suyos?.
Jesús, “aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer”. Jesús no rechazó el sufrimiento que le implicó ser totalmente hombre frente al dolor y la angustia de una existencia despojada de ayudas extras. Todo el dolor asumido, es un asumir de continuo nuestra experiencia de dolor en el aprender a ser hombres, creaturas de Dios.
¡Aquí tienen al hombre!Es verdad, Jesús, se hizo hombre al ser desfigurado de lo que consideramos un hombre, y así dejó al desnudo la verdadera condición de hombre, la de aquel que está más allá de lo que los hombres puedan hacer con el, porque el es hombre porque el Padre lo ha hecho hombre, esa es su identidad. ¡Aquí tienen al hombre! Es verdad, Jesús, es el hombre que se hizo más plenamente hombre al hacer de su existencia humana un lugar donde todos los hombres desfigurados por el dolor puedan identificarse, porque Él cargó con todos los sufrimientos.
Hoy, nosotros frente a la Cruz, vivimos la experiencia anunciada por el evangelista: Verán al que ellos mismos traspasaron” Hoy nosotros, contemplamos a Aquel Jesús que nosotros mismos traspasamos con nuestra existencia al margen de la suya. Traspasado por nuestra incapacidad para conmovernos su entrega, ante su dolor, ante su sed de amor por nosotros y por todos los hombres, ante su llegar hasta el cumplimiento extremo su Amor al Padre que le da la Vida. No podemos dejar de contemplar al que traspasamos, porque solo en esa desoladora contemplación, silenciosa pero creyente, podemos encontrar al que es capaz de darse de una manera única por nosotros y llevarnos a darnos nosotros por Él y por los hombres y mujeres que hoy están siendo traspasados por tantos desprecios, olvidos, negaciones, traiciones, humillaciones, y todo tipo de rechazo. “Verán al que ellos mismos traspasaron” es así un descubrir un camino nuevo esta Pascua sin perder la mirada en Jesús y viendo desde Jesús a todo hombre y mujer.

P. Sergio Pablo Beliera

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