Hay datos de la historia que
nos resultan sorprendente. No hablo necesariamente de la historia pasada de la
humanidad, de un pueblo en particular, sino, de nuestra historia, de lo que
aconteció ayer entre nosotros y de lo que acontecerá en breve –porque ese
pequeño lapso de tiempo que nos separa del futuro próximo ya es historia- que
podrá o no sorprendernos, pero que en sí no está ni ha estado bajo nuestro
dominio.
Resulta por demás sorprendente
que se diga y se crea que la historia la cuentan los vencedores. Si fuera así,
debemos recordar que nuestra memoria selectiva que descarta de nuestros recuerdos
lo que no nos agrada, no es por cierto lo mejor de nosotros mismos, ni de los
demás. La historia es lo que es y es asombrosamente abarcativa porque cuenta
todos los acontecimientos según todos los hombres y sobre todo resulta más que
interesante cuando se cuenta lo que hasta ahora desconocíamos de la trama de la
historia y eso es porque nos faltaba la historia de…
El lugar, el tiempo y las
personas que hoy ocupan la historia del origen de Jesús, son sin duda de esas
pequeñas historias que se vuelven grandes historias, historias universales, de
repercusiones impensadas en su comienzo pero que de hecho son un salto
cualitativo y cuantitativo del paso del hombre en la providencia de Dios, o del
Dios de la historia en la historia de hombre en la inmensidad de su creación.
Lugar insignificante, retirado
del centro de la escena mundial, era por cierto Judea y que decir Nazaret en el
corazón de la Galilea, que era lo más insignificante para un judío de esa
época, mas preocupado por recuperar y engrandecer el centro de su reino que era
Jerusalén. Porque lo que importaba era la política –cualquier parecido con el
momento presente de nuestra historia local es pura incidencia- no importaba en
absoluto la rica y fértil Galilea, así somos los hombres cuando desplazamos
nuestro centro de la realidad.
Insignificante era también un
hombre descendiente del rey David, cuya descendencia hacia ya tiempo que había
perdido el poder sucesorio del reino, ligado ahora a otra familia. Además se ve
que a José no le habían picado los derechos sucesorios por falta de ambición o
por desconocimiento de su condición, no lo sabemos, pero se ve que no le
preocupaba mucho por lo pronto.
Y una virgen de nombre María,
algo tan común por su condición de matrimonio aún no consumado como por su
nombre tan simple por repetitivo. Siempre llama la atención que aún el mismo
nombre del que según la promesa del Ángel, “…será grande y será llamado
Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará
sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin… el niño será
Santo y será llamado Hijo de Dios.”, sea un nombre tan común en
su época: Jesús… Antes que él y durante su existencia habrá otros Jhosua…
Y ahí es donde se nota el obrar único de Dios, porque de ahí en más María solo
será una y Jesús sólo será uno y único.
Así es la iniciativa de Dios
nuestro Padre, y así es su obrar continuo que saca del anonimato a los hombres
de Dios por caminos distintos de los que el hombre se plantearía, porque sólo
para Dios “todo es posible” porque “no hay nada imposible para Dios”,
sólo para Él y por Él. Pero ese imposible es motivo de alegría para el hombre y
no de pesar. Porque sea como sea nuestra historia, alegre y exitosa, triste o
frustrante, para nosotros y los que nos rodean, el anuncio de alegría y dicha
es el mismo y lo es con mayúscula. El “Alégrate” es porque Dios obra y
porque su obrar es motivo de alegría y gozo para los que se involucran de lleno
en la historia que Dios trama, a pesar que, a pesar de…
¡Cómo no amar a este Dios!
¡Cómo no dejarse llevar como lo hace María: “Yo soy la servidora del
Señor, que se haga en mí según tu Palabra”.! ¡Gloria
a Dios, que tiene el poder de afianzarlos, según la Buena Noticia que yo
anuncio, proclamando a Jesucristo, y revelando un misterio que fue guardado en
secreto desde la eternidad y que ahora se ha manifestado!
Así y sólo así la
sorprendentes condiciones de vida de la mayoría de la humanidad, por debajo de
las expectativas de los exitosos, de los capaces y de los poderosos, encuentra
su encause y su sentido, sólo así la mayoría de la humanidad puede entrar por
la puerta que corresponde en la Historia de Dios y no malograrse su dura
existencia, alcanzando a pesar de… su lugar en el corazón de Dios y en el
tejido comunitario de la obra del Espíritu que cubre con su sobra pero que no
opaca ni oscurece al hombre, solo lo cubre de las amenazas de los que no
quieren la vida del pobre y del indigente que caen sólo sobre la mirada de
Dios.
Es así como se entiende el
sentido de la breve y concisa oración colecta de hoy, que resume todo el obrar
de Dios en la historia y su modo infalible, donde encarnación, pasión, cruz y
resurrección, son un hilo conductor único e inquebrantable: Señor,
derrama tu gracia en nuestros corazones, y ya que hemos conocido por el anuncio
del ángel la encarnación de tu Hijo Jesucristo, condúcenos por su Pasión y su
Cruz, a la gloria de la resurrección.
Cantaré eternamente el amor
del Señor, proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. Porque tú has
dicho: “Mi amor se mantendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el
cielo”.
P.
Sergio-Pablo Beliera
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